El vídeo que recientemente se ha descubierto de Julian Assange hace 10 años, ha generado un verdadero revuelo por su contenido. El fundador de WikiLeaks, acusado de 17 delitos de espionaje y uno de intrusión informática, que se encuentra en una prisión de máxima seguridad en Reino Unido, predijo lo que ocurriría en Afganistán.
En 2011, Assange grabó un vídeo que se ha publicado en Twitter donde afirma que la intención de Occidente es perpetuar la guerra en Afganistán. La razón de fondo es “utilizar Afganistán para lavar dinero de las bases impositivas de EE.UU. y de países europeos y traerlo de vuelta a las manos de las élites de la seguridad transnacional”. Por tanto, no se pretende salvar al país asiático, de hecho, podrían permitir su destrucción.
Desde que Assange fuera encarcelado en 2019, EE.UU. ha pedido su extradición en repetidas ocasiones ante la justicia británica. Durante la administración de Trump, la jueza británica le negó la libertad bajo fianza con el propósito de garantizar que el Gobierno estadounidense, pudiera presentar una apelación para poder llevárselo a su territorio.
La administración del demócrata Joe Biden ha manifestado que seguirá tratando que Reino Unido extradite a Assange. Mientras, Amnistía Internacional ha pedido que el Gobierno de Biden retire los cargos sobre el exhacker, alegando que EE.UU. se está aprovechando de su delicada salud mental.
Una guerra “eterna, no exitosa”
Se da la casualidad que, tras la toma de Kabul por parte de los talibanes el 15 de agosto, se destapa el polémico vídeo de Assange. Cabe recordar que EE.UU. empezó su intervención en Afganistán hace casi 20 años y desde esta primavera, las tropas empezaron a retirarse, lo que motivó el inicio de la ofensiva de los talibanes para recuperar el control de los territorios perdidos.
Tras la entrevista que dieron los talibanes a los medios de comunicación, dieron por finalizada su ofensiva en el país. EE.UU. ha empezado a evacuar en helicópteros a sus diplomáticos de la Embajada de Kabul y eso que, hace un mes, Biden declaraba que no esperaba que se diera tal escenario. A la vez que América ha replegado a sus tropas, ha enviado como “recompensa”, un avión comercial para evacuar a los civiles, que han subido “en manada”.
Por su lado, Assange está considerado como un enemigo de EE.UU., desde que el gobierno demócrata de Obama, mientras Biden era vicepresidente, lo acusara de revelación de documentos militares secretos y cables diplomáticos sobre la injerencia de EE.UU. en Irak y Afganistán. Estos vídeos se difundieron a través del portal que Assange fundó, llamado WikiLeaks.
Los cargos que se le han imputado a Assange conllevan una sentencia de 175 años de prisión. “El objetivo es una guerra eterna, no una guerra exitosa. Y cuando ya no interese…”, predijo ya en 2011 Assange, dejando entrever que algo catastrófico podría ocurrir. Mientras, el ya expresidente de Afganistán, Ashraf Ghani, ha huido a Emiratos Árabes, dejando a los civiles a merced del régimen talibán.