El neozelandés se encontraba realizando pesca submarina por su cumpleaños cuando notó algo en la pierna. Pensando que era alguno de sus amigos gastándole una broma, nuestro médico aventurero continuó su marcha hasta que echó la vista atrás y vio cómo un tiburón mordía su pierna.
“Solo pensé: joder, necesito soltar este bicho de mi pierna”, comentaba tras el incidente. Para ello sacó una navaja con la que presuntamente hirió al escualo, librándose de su mandíbula.
A pesar del ataque, lo verdaderamente sorprendente, según las personas que presenciaron el incidente, fue ver cómo el propio Grant se cosía la pierna y se iba al bar de copas más cercano a continuar con la celebración de su gran día asegurando que "en cuanto se curen los puntos, vuelvo al agua".