La empleada terminó confesando a su jefa, tras notar esta que el té tenía un olor un tanto raro.
Si bien, la demandante podría haber tratado mal a su empleada, que se excusaba diciendo que "la señora siempre se quejaba de mí".
Un mal consejo
La joven pidió consejo a una compañera, que le dijo que "pusiera orina en el agua con la que fregaba los suelos, en la comida y en el té para ganarse el respecto de la señora".
El al que se enfrenta la empleada podría llevarla a la cárcel por “administración de sustancias nocivas”, ya que puso en peligro la salud de otra persona.