En un minucioso registro realizado en el domicilio del presunto autor material se hallaron enterrados en el jardín restos de la ropa de la víctima, un hueso y un hacha. Tras ocultar el cadáver varios días en un arcón congelador, lo enterró en su jardín. Meses más tarde lo metió en un barril con una mezcla de sosa cáustica, amoníaco y ácido.