Miércoles 22 de octubre de 2014
Un empresario agrícola y su esposa murieron quemados ayer cuando un grupo de veinte encapuchados atacaron e incendiaron su vivienda en una zona rural del sur de Chile, donde en las últimas semanas se reavivaron los ataques vinculados con el complejo y persistente conflicto mapuche.
Las víctimas son Bernard Luchsinger, de 75 años, y su esposa, Vivianne Mackay, miembros de una familia de origen suizo con larga presencia en la zona. Vivían de la explotación de su estancia cerca de Vilcún, en La Araucanía chilena, a unos 700 kilómetros de Santiago. Los cuerpos de ambos fueron encontrados calcinados en el interior de la casa, cuando los bomberos pudieron apagar las llamas.
El episodio ocurrió cerca de las 2 de la mañana y, antes de que la vivienda fuera incendiada, el matrimonio se defendió a los tiros de los atacantes . Uno de ellos, un joven de 26 años, resultó herido en el pecho y fue capturado por la policía minutos después, quien lo trasladó a un hospital de la zona.
El ataque incendiario se produjo en un nuevo aniversario del crimen del activista mapuche Matías Catrileo, quien justamente murió a raíz del disparo de un carabinero durante un intento de toma del predio de otro integrante de la familia Luchsinger, en 2008.
El gobierno chileno catalogó de terroristas a los agresores y anunció que aplicará la severa ley vigente contre ese delito . El presidente Sebastián Piñera viajó de urgencia a la zona y anunció un aumento de la dotación policial, así como el establecimiento de una zona de vigilancia y la asignación de un fiscal especial en la región de La Araucanía. Sin embargo, el mandatario se negó a decretar el estado de sitio, como le habían pedido varios parlamentarios de la coalición de gobierno.
“Queremos reafirmar que este gobierno va a seguir trabajando para combatir la violencia y el terrorismo, y para eso vamos a utilizar todo el rigor de la ley”, dijo Piñera. Y agregó: “Esta lucha es contra una minoría de delincuentes y terroristas, que deben ser combatidos con todas las herramientas de las que dispone el Estado de Derecho.
Esta lucha no es contra el pueblo mapuche, sino contra una minoría de delincuentes ”.
Estos hechos agravan la tensión en la zona donde en las últimas semanas se han incrementado los incidentes en el marco del conflicto con los mapuches, que enfrenta a empresarios agrícolas establecidos en la región con grupos radicalizados de esa etnia originaria, quienes reclaman como propias estas tierras que consideran ancestrales.
Los Luchsinger pertenecen a una familia suiza que se asentó a principios del siglo pasado en el lugar y que hoy cuenta con unas cinco estancias en Vilcún. Entre todos los parientes suman alrededor de 1.200 hectáreas y por eso se convirtieron en un símbolo de la explotación empresaria para la comunidad mapuche.
El conflicto se intensificó en los últimos años con decenas de ataques a diversas instalaciones y camiones madereros por parte de grupos de encapuchados armados. El miércoles pasado un camión fue quemado por desconocidos en el primer atentado del año. La tensión subió cuando empresarios del sector acusaron de inacción al gobierno y la justicia y amenazaron con actuar por su cuenta.
En la conflictiva zona de los empobrecidos indígenas se han registrado también acciones de violencia desmedida de la policía contra los mapuches, denunciados por el relator de la ONU para pueblos indígenas, James Anaya, y el chileno Instituto de Derechos Humanos. También la Justicia ordenó mesura a las fuerzas de seguridad y prohibió el uso de gases lacrimógenos contra mujeres y niños, que la policía usaba durante los allanamientos a esas comunidades.
Dentro de este cuadro de enfrentamientos y desigualdad social surgieron los pequeños grupos, más radicalizados en sus posturas, que buscan expulsar a los estancieros de la región con distintos actos de violencia.
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