La Policía de Seattle (Washington, Estados Unidos), ha reabierto una investigación que conmocionó a la sociedad y que fue cerrada hace 24 años.
Ahora, tras detectar coincidencias entre el ADN de la detenida, una mujer de 50 años, y el cuerpo del bebé que el 20 de noviembre de 1997 fue encontrado en una papelera de una gasolinera de Lake City, se ha podido hacer justicia.
La 'ciencia' reabre el caso
A través de un comunicado, hecho público el pasado 11 de marzo, los investigadores detallan que se reabrió el caso después de que, en 2018, una búsqueda en un sitio web revelara coincidencias genéticas entre el cuerpo de la víctima y su progenitora, por entonces de 23 años y que, supuestamente, le habría causado la muerte para más tarde arrojarlo a la papelera.
Tal y como detallan, fueron los empleados de la gasolinera los que encontraron el cadáver de un niño recién nacido. Cuando los agentes se personaron en el lugar de los hechos, no pudieron hacer otra cosa que certificar la muerte del menor.
Posteriormente, el informe forense esclareció que el bebé había nacido con vida y, por ello, se reabrió el caso como posible asesinato. Sin embargo, tuvieron que cerrarlo al no encontrar coincidencias al introducir los datos en el sistema del Laboratorio Criminalístico de la Patrulla del estado de Washington.
Han tenido que pasar 23 años para que una plataforma de genealogía revelase coincidencias entre el ADN de la víctima y la mujer detenida que, además, había sido captada por las cámaras de seguridad.
La policía de Seattle ha desvelado que se llevó a cabo una operación encubierta para la obtención del ADN de la supuesta agresora. El resultado llevó a la detención de la mujer, que permanece ingresada en prisión provisional.