MUNDO INSÓLITO

COP29: Los mortiferos fenómenos meteorológicos muestran el coste de la inacción climática

El Caso | Lunes 11 de noviembre de 2024
Sequías en la Amazonía, huracanes en Cuba, incendios forestales en Chile, inundaciones en España… la lista es larga solo en este año. Tal y como han previsto los científicos, los fenómenos extremos meteorológicos que antes eran extraordinarios, ahora son frecuentes e intensos. Mientras, los líderes mundiales, tal y como señala la ONU, siguen sin tomar medidas enérgicas para mitigar el cambio climático.

Los fenómenos meteorológicos extremos están causando muerte, destrucción y daños económicos multimillonarios en todo el mundo. Solo en el último año, ha habido inundaciones sin precedentes en España, violentos huracanes en Cuba y Florida, extensos incendios forestales en Sudamérica, sequía extrema en la Amazonía, tifones mortíferos en China y en Filipinas.

Es cierto que ya antes existían estos fenómenos, pero eran extraordinarios y se producían una vez cada cuarto de siglo o cada medio siglos. El cambio climático los ha exacerbado en intensidad y frecuencia, haciéndolos más destructivos.

Y estos son sólo algunos ejemplos del coste de la inacción de los Gobiernos y las sociedades con respecto al cambio climático. Por eso, la financiación de alternativas limpias a los combustibles fósiles que impulsan calentamiento tiene que ocupar un lugar destacado en el orden del día de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de este año, COP29.

El contexto en el que comienza la COP29 en Bakú (Azerbaiyán) el 11 de noviembre es crítico, pero no desesperanzador.

Un reciente informe sobre el clima publicado pocos días antes de la Conferencia confirma que el aumento de la temperatura media mundial se acerca a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales, lo que situaría al mundo en la senda de un catastrófico aumento de entre 2,6 y 3,1°C este siglo, a menos que se produzcan recortes inmediatos e importantes de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Pero de nuevo, si no se actúa, se producirán fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes y peligrosos.

La ONU hace un llamamiento a la acción colectiva urgente, liderada por el grupo G20 de economías desarrolladas y los mayores emisores, para conseguir los recortes de emisiones de gases de efecto invernadero necesarios para limitar el calentamiento global.

¿Qué ocurrirá durante estas dos semanas?

Como siempre, habrá un apretado programa de negociaciones, discursos, conferencias de prensa, actos y mesas redondas en el recinto de la conferencia, dividido en una Zona Verde, supervisada por la Presidencia de la COP29 y abierta al público en general, y una Zona Azul gestionada por la ONU.

Aquí es donde tendrán lugar las negociaciones, ya que los representantes de las naciones del mundo intentarán llegar a un acuerdo antes de que finalice el evento. Normalmente se llega a un acuerdo, pero no sin dramatismo, ya que los desacuerdos de última hora hacen que las conversaciones se prolonguen más allá de su plazo oficial.

¿Por qué son importantes las COP?

La importancia de las COP radica en su poder de convocatoria: puede que las decisiones que se toman en cada una de ellas no lleguen tan lejos como algunos esperan, en lo que se refiere a abordar la crisis climática, pero se toman por consenso, uniendo a los países del mundo en acuerdos internacionales que establecen normas y hacen avanzar la acción en áreas críticas.

En 2015, en la COP21 se alcanzó el histórico Acuerdo de París en el que los países acordaron reducir el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitarlo a 1,5 grados.

El Acuerdo de París se basa en un ciclo de cinco años de medidas climáticas cada vez más ambiciosas por parte de los países. La próxima actualización de los planes nacionales de acción por el clima -conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés)- está prevista para 2025. Este proceso ha dado lugar a mejoras incrementales pero importantes, en términos de reducción de emisiones y medidas para fomentar la adopción de fuentes de energía renovables.

Cada año, los negociadores se basan en los progresos realizados en la COP del año anterior, reforzando las aspiraciones y los compromisos, e impulsando nuevos acuerdos, basados en los últimos descubrimientos científicos sobre el clima y el papel de la actividad humana en la crisis.

¿Y ahora qué?

Más allá de los muros de la conferencia, hay muchos indicios positivos de que la transición hacia una energía limpia se está acelerando y ya está dando enormes dividendos en términos de creación de empleo e impulso a las economías que la están adoptando.

Las energías renovables están entrando en el sistema energético a un ritmo sin precedentes, y la electricidad procedente de la nueva energía eólica y solar es ahora más barata en la mayoría de los lugares que la electricidad procedente de combustibles fósiles.

El futuro de las energías renovables es inevitable. Se espera que quienes tomen medidas decisivas e inviertan hoy en tecnologías limpias cosechen los mayores beneficios en los próximos años.

Incluso antes de que finalice la COP29, los delegados estarán ultimando los detalles de sus planes climáticos nacionales mejorados, que, entre otros objetivos, se centrarán en la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles y en mantener el mundo en la senda hacia un aumento de la temperatura global no superior a 1,5 grados.

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