Por fin, hoy todo el mundo conoce a una de las leyendas vivas de la música tras resurgir de sus cenizas cual ave fénix en todo su esplendor.
“Es la historia más increíble que he escuchado nunca”, expresó un sobresaltado Malik Bendjelloul al conocer la vida del que sería protagonista de su cinta más sonada. Searching For Sugar Man, el documental que está en boca de todos, se estrenó hace ya un año y sigue dando de qué hablar. Sixto Rodríguez puede estar orgulloso hoy día de haber conseguido mover a toda una generación con sus canciones. Allá por los años 70, el joven cantautor de Detroit se aventuraba con sus letras en el difícil mundo de la música y, para su desgracia, o fortuna, según se mire, la experiencia le ha enseñado que al final, la vida es justa.
“Será más grande que Dylan”, pensaban los eruditos musicales de la época. Su ‘Cold Fact’ (1970) hablaba sin pelos en la lengua de droga, prostitución o pobreza. Hablaba de las calles de Detroit, sus calles, y nada ni nadie iba a suavizar el tono de lo que había vivido.
Sin embargo, el éxito no llegó, o eso creía. Ni con su primer disco ni con ‘Coming From Reality’ (1971), y es que ser hijo de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, y sobre todo, en aquella época, mermó toda posibilidad de que Rodríguez despuntase.
El artista tampoco ponía de su parte, pues no era muy amigo de las discográficas y fue catalogado de excéntrico al cantar siempre de espaldas a su público.
A los altos mandos de la música no les convenía que un cantautor con convicciones diferentes a las suyas se hiciese un hueco en el mercado, por pequeño que fuese. Rodríguez fue instado a cambiarse de nombre, por resultar el suyo poco comercial, negándose en rotundo.
No pasó por el aro como Dylan, que en realidad se llama Robert Zimmerman, entre muchos otros. Y es que, según consideran sus fans, el venderse o no es muestra de la calidad de, la persona primero, y del cantante después.
¿Qué fue de Sixto?
El fracaso llegó a su vida, y el sueño se acabó. Sin embargo, aunque no contento con ello, aceptó sin problema el regreso a su anterior vida y volvió a trabajar en la construcción, aceptando orgulloso, tal y como reza el documental, trabajos que nadie hubiera aceptado.
Perdió su trabajo dos semanas antes de Navidad y “buscó a un Jesús en una alcantarilla, y el Papa” le “dijo que ése no era su jodido asunto”. Sus letras conmueven y su voz no ha dejado de existir aunque nadie la escuchase (o eso creía).
Sobre el documental
El sueco no sólo cuenta la historia de Rodríguez, sino que indaga en los misterios no tan ocultos de por qué fracasó, quién se quedó con los beneficios del amplio éxito del cantante en Sudáfrica o cuánto de verdad y de leyenda hay en la vida del cantautor.
El éxito de Rodríguez en Sudáfrica hizo que, tras su desaparición, se elevase a mito la figura del artista. En este país, ‘Cold Fact’ se convirtió en el símbolo insignia de la lucha contra el apartheid, e incluso son varias las canciones de este álbum prohibidas por la South African Broadcasting
Corporation.
A finales de los 70 surgió el rumor de que el cantante se había suicidado en pleno concierto. Nada se supo públicamente de él hasta veinte años después, cuando dos hombres llamados Stephen Segerman y Craig Strydom comenzaron a investigar la identidad de Rodríguez y por qué nunca supo de su éxito fuera de Estados Unidos.
La primera sorpresa de la pesquisa se la llevaron al hablar con Mike Theodore, uno de los productores de ‘Cold Fact’. Al preguntarle cómo había muerto el cantante, éste reconoció que estaba vivo.
De hecho, Eva, hija de Rodríguez, se puso en contacto con los ‘detectives’ para contarles la verdad.
El cantante viajó hasta Sudáfrica en 1998, donde tocó seis conciertos. El país le ha recibido en varias ocasiones, aunque no ha dejado su modesta forma de vida en Detroit.
Sobre Sixto
Sus padres eran inmigrantes mexicanos, de clase media, que con apenas 20 años se fueron a hacer las ‘américas’ buscando una vida mejor. El nombre de Sixto viene dado por ser el sexto hijo de la pareja.
Fue en 1967 cuando lanzó su primer sencillo, arropado por su familia, a través del sello Impact. A ‘I’ll slip away’ siguieron tres años de silencio hasta que firmó con Sussex Records, filial de Buddah Records. Tras dos discos fallidos en 1970 y 1971, fue despedido del sello, que cerró pocos años después.
El éxito le llegó a mediados de los años 70 en países como Sudáfrica, Rhodesia (Zimbabue en la actualidad), Nueva Zelanda o Australia. El único problema es que Rodríguez no supo de esto hasta dos décadas después.
El sello australiano Blue Goose Music compró los derechos de sus canciones para Australia, reeditando los dos álbumes de estudio de Rodríguez y un recopilatorio al que llamaron ‘At his best’, con grabaciones inéditas de 1976 como ‘Can’t get away’ o ‘Street boy’. El álbum se convirtió en disco de platino en Sudáfrica, considerado en la actualidad como música de culto.
Antes de su retiro realizó una gira por Australia en 1979, acompañado de The Mark Gillespie Band, e incluso dos de los conciertos fueron editados en un álbum exclusivo llamado ‘Alive’, algo un tanto irónico, pues se le creía muerto por suicidio. En 1981 realizó una gira final con Midnight Oil para después desaparecer de la vida pública.
Diez años de silencio
En 1991, su hija Eva descubrió el éxito internacional de su padre y se puso manos a la obra. Desde entonces, Rodríguez vive enfrascado en una trayectoria que ha ido in crescendo. Su canción más célebre, ‘Sugar man’ le catapultó a la fama, e incluso formó parte de la película ‘Candy’, protagonizada por Heath Ledger y Geoffrey Rush.
Su vida ha servido de guión para más de una película, como la recordada ‘Looking for Jesus’. Sin embargo, ‘Searching for a Sugar Man’ ha hecho que se convierta en el hombre de moda del momento. Tanto es así, que el documental ha logrado alzarse con el Óscar en la pasada edición de los premios.
Una vida de película, un mito que ha tenido que morir en vida para alcanzar el éxito y ser considerado uno de los grandes de la historia de la música.