NACIONAL

Tragedia a 8.000 metros de altura

Redacción | Miércoles 22 de octubre de 2014

El alpinista catalán Juanjo Garra murió a los 49 años de edad en circunstancias extremas.



A 8.000 metros de altura, por debajo de la cima del Dhaulagiri, bajo una temperatura que el cuerpo humano apenas puede soportar y con un tobillo fracturado, se encontraba el alpinista Juanjo Garra mientras comunicaba su posición y condiciones a través de la emisora con una voz muy serena. “Estoy todo lo bien que puedo estar dadas las circunstancias” aseguraba, pero ni el mismo podría creerse que la situación fuera a mejorar.

Su inseparable compañero, un sherpa llamado Kheshap, no dudó en ningún momento en permanecer al lado de Garra, a quien asistió y acompañó hasta en último aliento. Fue también por él por quien Garra se desgarró el tobillo tras un mal descenso en el que el sherpa tropezó con la tan mala suerte que en el descenso por ayudarle el catalán se rompió el tobillo. Los dos alpinistas se mantuvieron en el campo 3 del descenso del Dhaulagiri durante cuatro largas jornadas en las que el hambre, la sed y el frío iban desgarrándoles por momentos. En varias ocasiones intentaron descender para lograr su supervivencia, pero la fractura de tobillo de Garra les impidió superar los 100 metros de caída, llegando a los 7.900 metros de los que no pudieron pasar.

La alarma de rescate sonó en todas las emisoras posibles, y no fueron pocos los que se ofrecieron a asumir la responsabilidad de desempeñar la tarea de salvar a uno de sus allegados, pero sólo pudieron ir unos cuantos.

Como buen experto y alpinista, Garra sabía que sólo un milagro lograría salvarle de aquella terrible situación, incluso se daba por vencido, pero aguantó hasta la llegada finalmente de un equipo de sherpas que le proporcionaron oxígeno artificial, agua, alimentos y ropa para que pudiera entrar en calor, aunque sin éxito, ya que el alpinista falleció en estas extremas circunstancias, y se llevaba consigo 9 ocho miles coronados (Broad Peak, Everest, Kangchenjunga, Lhotse, Cho Oyu, Manaslu, Gasherbrum II, Shisha Pangma y este último).

Simone Moro, uno de los acudientes al rescate de Garra, declaró que estuvieron a punto de conseguir el rescate e hicieron todo lo posible para ello, pero era demasiado tarde y las circunstancias suponían arriesgar la vida de varias personas, por lo que la situación era comprensible si dejaban a Garra morir en la montaña, donde su cuerpo descansa en paz junto a otros dos montañeros que quedaron atrapados por un alud en el año 2007, el aragonés Santiago Sagasta y el navarro Ricardo Valencia.