Aquel fatídico día, se encontraba con unos amigos en la calle en una pequeña localidad llamada North Lawndale (Chicago). Estaban tomando algo mientras se grababan con una aplicación de Facebook.
De pronto, algo pareció llamar la atención de Antonio. Disparos, gritos y, finalmente, el teléfono de aquel joven cae al suelo. Ante la desesperación de sus amigos, Antonio Perkins perdía la vida.
A pesar de que la familia de la víctima ha negado que Antonio tuviera relación con bandas criminales, distintos medios de comunicación afirman que el fallecido tenía antecedentes por posesión de heroína.