El dueño, que regresaba a su casa después de pasar el fin de semana fuera, descubrió la macabra escena y se apresuró a llamar a las autoridades.
Los asesinos habían cubierto la boca de la víctima con una cinta para evitar que sus gritos de dolor pudiesen alertar a los vecinos y habían atado sus pies y esposado sus manos para que le fuera imposible defenderse. Inmovilizada su presa, le asestaron varios hachazos en la cabeza, pecho, hombro izquierdo y muñeca que terminaron con la vida de aquel hombre. Más tarde, huyeron dejando el cuerpo inerte en el interior de la vivienda.
La policía ha comenzado una investigación para esclarecer los motivos de este misterioso asesinato y averiguar la identidad de la víctima.