Agentes de la Policía Nacional han detenido a un hombre y una mujer que regentaban un piso de citas en la ciudad de Madrid en el que se explotaba sexualmente a travestis y transexuales. En el inmueble, además de servicios sexuales, se ofertaban sustancias estupefacientes no sólo a los clientes, sino también a las propias víctimas, para aumentar así los beneficios que obtenían ilegalmente.
La investigación comenzó cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una página web que ofrecía este tipo de servicios sexuales, así como varias sustancias estupefacientes. Los datos aportados gracias a la colaboración ciudadana permitieron la obtención de indicios acerca de la actividad ilegal de los detenidos. Tras rastrear dichos anuncios así como varios perfiles en redes sociales relacionados con ello, los investigadores detectaron la presencia de un joven menor de edad que podría estar siendo explotado sexualmente.
Una vez localizado el piso de citas donde se ofrecían los servicios sexuales y las sustancias estupefacientes, los hechos se pusieron en conocimiento de la autoridad judicial, con cuya autorización los agentes registraron dicho domicilio e intervinieron dinero en metálico, varias sustancias estupefacientes, diversa documentación y efectos personales del menor de edad que estaba siendo explotado.
En este operativo fue detenida la pareja que regentaba el piso de citas y liberado un menor de edad que estaba siendo explotado por los mismos.
Víctimas hacinadas
Las víctimas se encontraban hacinadas en condiciones insalubres y degradantes y se veían obligadas a ejercer la prostitución durante las 24 horas del día, todos los días de la semana. Además eran engañadas por sus proxenetas en el acuerdo de reparto de dinero obtenido por sus servicios.
Cuando no estaban trabajando, permanecían encerrados en habitaciones minúsculas, a veces con menos de cuatro metros cuadrados, en las que se hacinaban en literas hasta cuatro personas y donde estaban bajo la continua supervisión de sus explotadores. Los armarios y neveras del domicilio estaban cerrados con candados y solamente los encargados del piso y la cocinera tenían las llaves, con lo que cuando querían tomar cualquier alimento o bebida o bien precisaban algún artículo de higiene o limpieza, debían pedírselos a dichas personas, que les cobraban por ello precios muy superiores a los del mercado. En cuanto a las comidas diarias, también tenían que pagar por los menús precios desorbitados, lo que incrementaba aún más los beneficios de los tratantes.
Estupefacientes para clientes y víctimas
Los explotadores ofertaban todo tipo de servicios sexuales así como sustancias estupefacientes a sus clientes, lo que aumentaba sus ganancias ilegales. También ofrecían la droga a sus víctimas, con el fin de conseguir su dependencia de las mismas, así como para mantenerlas activas más tiempo y que pudieran soportar las maratonianas jornadas de trabajo a las que eran sometidas.