Según el parte policial, Sabrina Pereyra se comunicó con la Policía y con el SAME denunciando que, al llegar a su domicilio después del trabajo, encontró a su compañera inconsciente tendida en el suelo. Al parecer, no tenía signos vitales.
Mariel Rodríguez, la víctima, presentaba un fuerte traumatismo en el cráneo y una herida profunda en la cabeza. Por ello, cuando llegaron los servicios médicos, ya era demasiado tarde.
Durante las primeras pesquisas, y con las autoridades investigando el lugar del supuesto accidente, se personó el jefe de Pereyra y contó que la asesina le había confesado el crimen: “A vos no te puedo mentir, maté a Mariel”, le dijo.
“Se mudaron hace poco. Por eso no las veíamos. Ahí hay ocho casas, así que no se sabe en dónde vivían ellas”, comentó una empleada doméstica del chalet que está pegado al lugar del asesinato.