Ana Julia Quezada ha defendido ante el juez su versión de homicidio para evitar la acusación de asesinato y la prisión permanente revisable que le piden las acusaciones.
Argumenta que no era capaz de hacer daño a Ángel y por eso no le dijo que acaba de quitarle lo que más quería, y que acciones como colocar la camiseta del pequeño para despistar fue con el objetivo de “tranquilizar a Ángel, darle esperanza”.
La asesina confesa de Gabriel Cruz asegura que asfixió al pequeño, pero al juez no le dijo que le había golpeado, a pesar de que la autopsia refleja un golpe en la cabeza y un hachazo en la mano. Así ha relatado su versión del crimen:
“Gabriel nos dice: 'me voy a jugar con los amigos, los primos'. La abuela le dice que espere porque aún no habrán terminado de comer". ¿Por qué estaba tan segura de que eran las 3.35?, le pregunta el juez, "porque tenía mi teléfono al lado". "Veo a Gabriel ahí con un palito", solloza. "Perdóneme, perdóneme...".
"Le digo, venga súbete al coche y vente conmigo a Rodalquilar que voy a pintar y ahora te traigo". El juez insta: "¿El niño se montó voluntariamente porque usted le dijo eso, no?". "Claro", contesta.
Ya en la finca "digo, Gabriel dame el hacha que te vas a hacer daño, y me dice: "No, no te la doy que siempre me estás mandando y no quiero que me mandes. Eres fea. Yo quiero que mi padre se case con mi madre y te deje a ti. No te quiero".
Es en este momento en el que Ana Julia dice que asfixió a Gabriel: "Yo le puse la mano para que dejara de decir esas cosas y de chillar".
- "¿Con esa mano le puso en la boca y en la nariz?", pregunta el juez.
- "Sí, le tapé todo".
- "Su intención, ¿Cuál era?"
- "Que dejara de decir esas cosas". "Cuando le quité la mano, el niño ya no respiraba", concluye.