Mikhail Popkov ha pasado a la historia de su país por ser el asesino en serie con más muertes a sus espaldas. En total, 78 mujeres han perdido la vida por “una necesidad patológica de matar”, que le ha llevado a una doble sentencia de cadena perpetua impuesta por el Tribunal Regional de Irkutsk en Siberia.
Supera ampliamente a otros asesinos en serie rusos en la macabra lista de la que se han hecho eco los medios locales: Andrey Tchikatilo fue ejecutado en 1994 por el asesinato de 53 adolescentes y niños durante la era soviética; Alexander Pitchushkin fue condenado en 2007 a cadena perpetua por el asesinato de 48 personas en Moscú.
Para el ex policía ruso, por su parte, ha sido su segunda cadena perpetua. Y es que Popkov fue condenado por primera vez en 2015 por el asesinato y violación de 22 mujeres. Poco después, confesó 59 asesinatos más, pese a que las autoridades no han podido verificar tres de ellos.
El modus operandi del asesino era casi siempre el mismo: mataba a sus víctimas después de invitarlas a dar un paseo por la noche, e incluso a veces en un coche de policía durante sus horas de servicio.
Popkov fue arrestado en 2012 en Vladivostok, tras ser identificado después de una encuesta a gran escala, que incluía el análisis de ADN de residentes cuyos autos coincidieron con huellas de llantas dejadas en la escena del crimen. Hasta el momento nadie había sospechado nada, ya que el propio ex policía había estado involucrado en la investigación de algunos de sus delitos.