Carme, de 53 años, adoptó a Sasha en Rusia cuando contaba con solo tres meses de edad. No es de extrañar que la joven de ahora 17 años haya salido deportista, ya que Carme y su exmarido regentaron durante años un centro deportivo de remo en Banyoles, Girona.
La menor era una chica normal, aficionada a la música, en concreto al rock, aunque el entorno familiar insiste en que tenía problemas psicológicos. Pese a que los vecinos señalan que madre e hija se llevaban bien, reconocen haber escuchado en alguna ocasión gritos, sobre todo la noche en la que Carme murió asesinada.
Sasha ha admitido que mató a su madre. No recuerda cuántas puñaladas le dio, aunque rememora con tremenda exactitud una en el cuello. La degolló.
Tras esto, a la menor no la tembló el pulso para escribir una nota en la que no confesó directamente lo que había hecho, pero sí que pensaba suicidarse, y dónde iba a hacerlo.
Pistas que, según se ha demostrado después, solo pretendían despistar a los investigadores, ya que Sasha fue localizada en un apartamento de Playa de Aro en el que la familia veraneaba.
Varios testigos sitúan a la joven en la localidad de la Costa Brava la mañana siguiente al crimen. Todos coinciden en que iba dando un paseo, “sin prisa”. Quizás ya sabía que, a su regreso al piso, la estarían esperando los Mossos, quienes la encontraron totalmente cambiada, ya que después de matar a su madre fue a una peluquería, donde pidió un cambio de look “radical”.