La investigación comenzó a finales del pasado mes de enero. Los agentes tuvieron conocimiento de que un menor de 16 años había sufrido abusos sexuales entre los 12 y los 14 años por parte un hombre que, supuestamente, era agente secreto.
Las primeras indagaciones permitieron identificar a otros dos menores que también habrían sido víctimas de la misma persona. El autor, residente en el mismo barrio que sus víctimas, se había ganado la confianza de los niños invitándoles a jugar a videojuegos y dándoles golosinas. Más adelante, les ofrecía entre 10 y 40 euros a cambio de participar en juegos sexuales en los que les mostraba películas pornográficas y se masturbaba en su presencia, llegando de forma progresiva a realizarles tocamientos en sus genitales y consiguiendo el acceso carnal en alguna ocasión.
La madre del primer menor evitó inicialmente comparecer ante la Policía por temor a que el autor de los abusos pudiera cumplir las amenazas que realizó a su hijo. Seguidamente declararon los otros dos jóvenes que manifestaron actos similares a los sufridos por el primer menor.
Abusó de ellos al menos cuatro veces al mes durante dos años
Los tres declararon que, en alguna ocasión, habían sido grabados durante las prácticas sexuales con un dispositivo de grabación en forma de bolígrafo al que se le encendía una luz roja. Todos estos hechos sucedieron durante dos años aproximadamente, con una frecuencia de al menos cuatro veces al mes.
El avance de las investigaciones permitió la identificación del autor, constatando que no era agente secreto ni tenía ningún tipo de relación con el ámbito de la seguridad. Se trata de un hombre que vive con sus padres y que dispone de un piso trastero muy cercano al domicilio familiar, lugar donde cometió los supuestos abusos.
Unos días antes de su detención fue visto por un testigo en las inmediaciones de su domicilio acompañado por dos menores de siete y diez años. Les había invitado a subir a su casa para jugar a la videoconsola pero los niños prefirieron continuar jugando en la calle.
El operativo policial finalizó con la detención del autor y el registro de la habitación y de las zonas comunes del inmueble en el que reside y del piso trastero. Se intervinieron cuatro discos duros, uno de ellos de mucha capacidad de memoria, un pendrive, una video consola, una CPU y una caja fuerte. La Policía Nacional continúa las investigaciones para localizar posibles nuevas víctimas.