Pese a que el Ministerio Fiscal le reclamaba cinco años y ochos meses de prisión por el delito de abuso sexual, finalmente se ha rebajado la pena a dos años y un día de cárcel después de que el fiscal haya contemplado como atenuantes la embriaguez y la reparación parcial del daño.
Esta rebaja en la pena ha supuesto la conformidad del acusado con la pena tras declararse culpable ante el tribunal que le ha juzgado este miércoles en la Audiencia de Jaén.
También se le impone la libertad vigilada durante ocho años y la prohibición de acercarse o comunicarse con sus hijas durante ocho años por encima de la pena de prisión.
En lo que respecta a la indemnización por daños morales, ésta ha quedado fijada en 6.000 euros, de los que 2.000 ya ha hecho efectivos el mismo día del juicio para que se pudiera contemplar el atenuante de reparación parcial del daño.
Como accesorias también se incluyen la prohibición de acudir a la localidad donde residan sus hijas y la de desempeñar cualquier actividad relacionada con menores. Además, se incluye la obligación de participar en programas formativos de educación sexual.
Los hechos juzgados y ya sentenciados se remontan al 3 de julio de 2018 cuando el acusado, según el fiscal, bajo los efectos de la ingesta de alcohol que limitaban sus facultades volitivas y congnitivas, se metió en la cama donde dormía su hija de once años y la sometió a diversos tocamientos.
A la mañana siguiente la menor se lo contó por teléfono a su madre, que fue la que interpuso la correspondiente denuncia.
El condenado se encuentra actualmente preso por otra causa que nada tiene que ver con la que este jueves se ha juzgado y sentenciado.