Tras haber sido encontrado, los vecinos alertaron a las autoridades; sin embargo, ni siquiera los trabajadores de limpieza del servicio público que fueron enviados se atrevieron a tocar los artilugios utilizados en la práctica, entre los que se encontraban una botella de licor, cigarrillos medio consumidos, una cacerola de barro, diferentes tipos de semillas, un vaso con manchas de sangre, una gallina decapitada y telas y velas de distintos colores.
Algunos vecinos del barrio han declarado que el fin del altar eran prácticas de magia negra para ahuyentar a alguien, hacer que alguien sufra un accidente o generar problemas laborales. Teniendo en cuenta los objetos encontrados en él, así como el sacrificio animal, indicaron que podría ser un hechizo dirigido a algún interno o preso.
Finalmente, dado que nadie se atrevió a involucrarse en la limpieza de los objetos por lo que les pudiese suceder al tocarlos, fueron los propios vecinos quienes arrojaron agua al altar para conseguir que las cosas se esparcieran.