Como si de un juego, o más bien una apuesta, se tratara el reto de este hombre era meterse en la sillita de uno de los restaurantes de comida rápida más conocido del mundo. El McDonald fue el sitio elegido para ello y la broma no se hizo esperar.
Con alguna copa de más, este peculiar joven se decidió introducir en una de las sillas del restaurante que están homologadas para los más pequeños que acuden al local. Al principio costaba, pero poco a poco se fue introduciendo en el asiento hasta quedar completamente encajado en el sitio.
Al verse sin escapatoria el hombre comenzó a sentirse incómodo y nervioso, y pidió ayuda a algunos encargados del local. Intentaba zafarse con ayuda del sitio donde se había metido, pero le fue prácticamente imposible, por lo que las autoridades del local decidieron tomar cartas en el asunto de la broma y llamar a los bomberos. Las autoridades de Irlanda, junto con los bomberos, se trasladaron al lugar con una sonrisa en los labios al no creerse el semejante chisme, aunque decidieron creer a los empleados. Una vez en el restaurante, comenzaron la charla con el joven y este mostraba claros signos de alcohol en su cuerpo, por lo que decidieron realizar una maniobra rápida para sacarle del sitio y que este se fuera a su casa.
La broma le salió cara al joven, ya que pasó la mayor vergüenza de su vida al encontrarse rodeado de tanto agente de la autoridad y en tal situación.