Además, la pequeña debía someterse a una inyección de colorante inofensivo para revisar el flujo de sangre de su cerebro y cabeza.
Sin embargo, los doctores se equivocaron y cometieron la enorme negligencia de confundir ambas inyecciones, por lo que le inyectaron el pegamento en el cerebro.
El Hospital Great Ormond Street de Reino Unido se ha hecho responsable y la joven de 13 años recibirá cantidades astronómicas como recompensa por esta negligencia.
¿Podrá recuperarse Najeeb?