Nelson Gione contaba con 80 años de edad. El pasado lunes al mediodía lo encontraron sin vida en el patio de su humilde casa en el barrio Franchetti de Buenos Aires, también conocido como Belgrano sudoeste.
"El hombre parece que murió de viejito", comentaba una de sus vecinas antes de que el informe preliminar de la autopsia confirmase de que se trataba de un asesinato.
"Mirá, es como dice el refrán: quien mal anda mal acaba", describía otra vecina, siguiendo la vía del crimen. "Pobre el viejo —agregó la mujer— no era muy querido. Los vecinos ya estábamos cansados porque su casa era un aguantadero y mucho de lo que se robaba en el barrio iba a parar ahí. Después le recriminabas eso y él te respondía: Se me metieron y nos los pude echar porque estaban armados".
Reconstruyendo los hechos
Gione vivía en una casa muy humilde. El pasado lunes al mediodía una vecina del anciano sintió un olor nauseabundo que provenía de la vivienda y fue entonces cuando se dio cuenta de que hacía como cinco días que no veía a su vecino, por lo que decidió llamar a Emergencias.
Los efectivos policiales comenzaron a preguntar entre los vecinos para reconstruir la vida de Gione, a quien hallaron sin vida en el patio de la vivienda con manchas de sangre.
Durante la tarde, fuentes judiciales indicaron que la víctima vivía en la indigencia y, a simple vista, no se advertían signos de violencia en la escena, por lo que no se descartaba que se tratara de una muerte natural.
Horas más tarde se confirmaba un secreto a voces: el anciano había sido asesinado de, al menos, dos puñaladas. Su muerte databa de varios días.
"Era una persona a la que se la veía con un bolsito haciendo mandados vestidos desprolijamente. Daba mal aspecto", sentenciana un vecino, para agregar con contundencia: "En esa casa solía haber mala gente".