Denunció abusos por parte de su padre pero nadie le creyó

El abogado de la víctima, Gustavo Silveira, ha comentado a medios locales que, “cuando aún era menor, alentada por sus compañeras de liceo, concurrió a un psicólogo de ASSE para narrar todo lo que le estaba ocurriendo, siendo derivada a la Unidad Especializada en Violencia Doméstica (UEVD), del Ministerio del Interior de Melo para hacer la denuncia”.

"A la joven nadie le creyó", y es que "los niños tienen ese problema y no les creen, pero hay que creerles”, lametó el letrado. Silveira se enteró de esta situación a través de los profesores del instituto de la joven, quienes le solicitaron que le prestara ayuda.

"Los docentes tomaron conocimiento de los hechos por el relato de la joven que un día comenzó a llorar en clase debido a todo lo que estaba viviendo y padeciendo en la casa", aseguró el asesor jurídico. La madrastra habría estado al tanto del abuso: "Tengo la convicción que había un conocimiento de fondo de la situación y que esto hay que seguir profundizándolo".

"De acuerdo a la denuncia presentada por la menor, los abusos comenzaron a los 9 años y siguieron hasta que la joven cumplió 15. Ella presentó la denuncia siendo menor y no tuvo ninguna asistencia de un familiar, se tuvo que cortar sola. Concurrió al Centro de Salud a consultar a un psicólogo y le relató todo y el profesional le asesoró y la alentó a presentarse a formular ella mismo la denuncia a la Policía", dijo.

Sin embargo, la joven se encontró “con dificultades, ya que, como menor, no podía presentar denuncia sola, le pedían que fuera con su padre cuando su padre era el abusador", reclamó Silveira. "Muchos casos como este no encuentran apoyo familiar. Fue a un psicólogo que la escuchó y la alentó a enterar a la Justicia, la que dispuso de inmediato las medidas de retirarla del lugar y pasó a vivir en la casa de su suegra, la madre de su novio, que la tomó y la acogió como una más de la familia y le ha dado un respaldo enorme y permanente".