Seguramente estés mirando el calendario, pensando en los días que están por llegar y sufriendo un escalofrío que te recorre desde los pies a la cabeza. Estás haciendo todo lo posible por ahorrar de cara a la más que famosa cuesta de enero, pero se avecinan multitud de reuniones, de comidas, de quedadas y, sobre todo, de regalos por hacer. Todo esto suena genial, pero cuando piensas en el dinero que está a punto de esfumarse se te quitan las ganas de todo.