La joven, que reside en Madrid, denunció que estaba recibiendo vídeos por parte del progenitor en los que aparecía torturando al hijo de ambos –de doce años de edad- en un bosque de Rumanía. El arrestado exigía a su expareja que regresase a su país de origen de inmediato y el pago de 1.000 euros a cambio de detener las agresiones.