Concurren la agravante de parentesco y también la de género, ya que “el delito fue cometido por la superioridad que el acusado entendía que tenía sobre la víctima al ser esta una mujer”. El hombre grabó un video de la agresión, en el que se aprecia cómo trató a la víctima y las expresiones que vertió hacia ella, lo que demuestra “un plus de desprecio, de humillación”.