Los arrestados –en Granada (2), Marbella y Valencia- decían ser sicarios de una organización dedicada al proxenetismo y acusaban a sus víctimas de haber molestado a las supuestas prostitutas sin contratar sus servicios. Para ello publicaban anuncios en una web erótica y, tras captar a potenciales víctimas, les enviaban fotografías y vídeos con personas encapuchadas empuñando armas de fuego con el fin de crearles un estado de miedo e inseguridad.