La Audiencia Provincial le condenó a 15 años por cada uno de los dos primeros asesinatos y a prisión permanente revisable por el tercero, una pena que la Sala de lo Civil y Penal le ha conmutado ahora por una condena de 15 años más. Los magistrados sostienen que el hijo, que entregó el arma homicida a su padre, "no tuvo el dominio del hecho", por lo que no pudo haber evitado los disparos ni limitado el número de víctimas.